Cuarenta y dos conmigo

Como ya os comentaba en mi último post, mis compañeros de la EPFL dieron el pistoletazo de salida el 19 de abril al Tour du canton, una carrera dividida en 6 etapas semanales, cada una en un paraje distinto del cantón de Neuchâtel.

El equipo formado por Greg, Gaël, Sara, Nico y Johana, y al que han llamado ¡Vamos Dani! en mi honor, ha estado corriendo semana tras semana. Cada carrera, de aproximadamente 11 km y 200-300 metros de desnivel acumulado, ha servido para demostrarme que QUERER ES PODER. De los componentes del equipo, Nico y Johanna son corredores habituales, deportistas natos que disfrutan corriendo, al igual que yo. Greg y Gaël no son tan deportistas pero esporádicamente sí que salen a correr. Son el prototipo ideal de lo que por aquí se llama “fofisano“. Pero a Sara no le gusta correr, y menos en el bosque. Ella prefiere el gimnasio, por lo que esta prueba para ella ha sido un suplicio. Y bien, no hay más que ver algunas de las fotos que han hecho para creerlo:

Sara en pleno sufrimiento

Greg dándolo todo al sprint

Nico -el entrenador- y Gaël, que apenas podía levantar el pulgar.

Johana lo pasa pipa corriendo

Al final, entre todos han recorrido 562 km. Bajo el sol, lluvia y nieve -sí, habéis leído bien: nieve. Y han conseguido terminar como el primer equipo de la EPFL – mi universidad en Suiza-, toda una hazaña.

Todos mis compañeros de laboratorio de la EPFL se han volcado conmigo y se lo agradezco enormemente. Muchos se unieron al equipo para correr juntos la última etapa. Hay gente que nunca había caminado 10 km y que corrió por primera vez en la vida tal distancia. Poco importa la posición en la que acabaran, lo importante es que lo hicieron.

Krishna en el photocall que me montaron

Brigitte levantando el pulgar

Babak en plena demostración de fuerza

Richa y Karin con el ciclista escoba

Keith y Marie, del EMPA, también se sumaron a la causa

 

Lorenzo, el chico italiano del que ya os había hablado en otro post

El equipo de la última etapa al completo